CON RELACIÓN A NUESTRAS DIFERENCIAS

Puedo no estar de acuerdo con todo lo que digas... pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes en decirlo....
Voltaire


ALIMENTE TU ESPÍRITU LEYENDO Y SIGUIÉNDONOS

Estoy Intentando montar un espacio donde mis cosas, mi vida y mis amigos puedan estar unidos. Con tanto corre corre, falta de tiempo, los días que se van volando... mucha de las veces no estamos con quién nos gustaría pasar un buen rato, pero aquí espero a todos, de brazos abierto para conocer, sus opiniones (por favor, el espacio es libre, vamos mantener el decoro), sus historias y visitas. Entren para visitarme, sean seguidores, dejen una palabra que sea... (si desean, envíenme a través de e-mail, textos para que si aprobados puedan hacer parte del blog) para que tenga actividad, y movimiento energético positivo. !!!Espero a todos¡¡¡

Si las preguntas son muchas y necesitan más respuestas accedan

A los que les gusten por favor, seguir la pagina. Gracias

Páginas

miércoles, 11 de abril de 2012

PRUEBAS E APRENDIZAJE

Cuando el dolor llega a nuestra puerta y llena nuestra vida de tinieblas, generalmente nos desesperamos o nos entregamos al llanto.

Sin ánimo, miramos a nuestro alrededor y envidiamos a los felices del mundo: aquellos que poseen riquezas, salud o familia perfectas y que aparentemente no tienen preocupaciones.
En esas horas de pruebas, nos lamentamos y lloramos. Raras veces aprovechamos la ocasión para meditar y aprender buenas lecciones.
Muchas veces, aquí en la Tierra, las preocupaciones de la vida material nos oscurecen la lucidez.
Nos quedamos tan afligidos con lo que vamos comer o beber que nos olvidamos de que tenemos Dios, un Padre amoroso que nos cuida a todos.
Cree: nadie está olvidado por este Padre amoroso y bueno, que permite que nazca el sol sobre los buenos y los malos, que hace caer la lluvia sobre los justos e injustos.
Muchas veces nos preguntamos: ¿Por qué pasa eso conmigo? La pregunta debería ser distinta: ¿Para qué ocurre eso conmigo?
Si, toda y cualquier experiencia – sufrida o feliz – nos trae un aprendizaje importante. Son momentos que enriquecen nuestra alma.
Dios no juega con nuestras vidas. Y, si Él permite que se nos ocurran determinados hechos, es porque hay un objetivo útil e importante para nosotros.
Haga una retrospectiva: observe los momentos difíciles de su vida, ellos trajeron algo de nuevo, un aprendizaje especial. Cada lágrima agregó sabiduría, experiencia, una nueva manera de ver la vida.
La enfermedad, por ejemplo, nos enseña a valorar la salud, a cuidar mejor del cuerpo. La pobreza nos revela la importancia del trabajo y del esfuerzo personal. Los familiares difíciles nos ofrecen la lección de la tolerancia.
Al fin, las pruebas nos enseñan a ser más sensibles delante del sufrimiento ajeno. Esas lecciones, cuando interiorizadas, se quedan para siempre.
La verdad es que las dificultades son advertencias que se nos presenta la vida, alertas acerca de nuestras actitudes hacia el prójimo.
Si algo de malo nos ocurre, vale la pena preguntarse: ¿qué es lo que puedo aprender con eso? ¿Cómo puedo mejorar a partir de este suceso?
Pero, ¡atención!: nada de eso significa que debemos cultivar el dolor. ¡Eso no! El bien sufrir no significa cultivar el sufrimiento, ser conformista o agravar el dolor que padecemos.
El bien sufrir significa enfrentar las dificultades con fe y coraje, alimentar la esperanza enfrentando las situaciones con serenidad.
Entonces, busque soluciones, luche por su felicidad. Pero, haga todo eso con tranquilidad.
Cuando caigan sobre ti las dificultades de la vida, no te entregues a la rebeldía destructiva. En silencio, haz una oración y busca descubrir el aprendizaje oculto que la situación difícil te presenta.
Cree: por más difícil que sea la experiencia, los frutos del aprendizaje jamás se perderán, y ellos nos tornarán más sabios y generosos.
Por eso, siempre que las lágrimas visiten tu frente, yerga los ojos para los cielos y agradece.
En tus plegarias, pide a Dios la fuerza necesaria para superar el momento difícil y la inspiración para encontrar las soluciones.
Y Dios, que nos ama tanto, no dejará de atendernos, según nuestras necesidades espirituales.
Y cuando termine el momento difícil, te sentirás mejor al verificar que no te has entregado al desespero.
Generalmente, la solución está cerca. Cuando estamos trastornados por el miedo o el desespero, es más difícil solucionar el problema. Con calma, siempre podremos ver la luz al final del túnel.
¡Piensa en eso!

Redacción del Momento Espírita.
Traducción: Vera Regina de Sousa, Miguel Angel Gill y Lincoln Barros de Sousa